Nada es indiferente
Hay veces que lloro sin motivo
o por todos,
si de la memoria extraigo momentos
ya vividos
se me tuerce la sonrisa
otras me muero de la risa
lloro sin motivo
y te dedico cada lágrima mía.
La soledad tiene un sabor
amargo en la mejilla
se aprende como se aprende la
misma vida
otras me elevo y desde el firmamento
veo conmovido esta tierra mía.
¿Por qué me habita el miedo?
Son olas de luz
destellos que tocan con dedos
delicados en el borde de la nuca
un solo recuerdo
y serás la sombra
que deambula
mi pensamiento eterno.
Ahora se mueven las alas
sin linajes
de cara a la semilla
el frío metido en el paladar
labios desnudos en el
viento acorazado
jamás caminaré
por oscuros paisajes.
Hay veces que lloro sin motivo
y es por tu existencia mi júbilo
Francis.
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Te olvidarás de mí
pero seguirás ardiendo en mi morada.
La noche cruje como un viejo álamo
Cae la noche sin desmayo
desciende
sobre el hombro
inamovible la rectitud
de las calles
es un retrato de la vigilia
desciendo desvalido
y caigo.
Es la noche un refugio
la inseguridad nostálgica
dos ojos de serpiente
y el campanario
letras, frases y palabras.
Repite su cenit y asciende
estuche de acero
subo me elevo
ahora si
ahora te veo.
Todo fue según lo previsto
inexorable
soñé despierto
o estaba ya dormido
donde termina mi piel
empieza tu nombre.
Francis.
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Final de un espejismo
No fue la delgada línea del cuchillo
ni el desplante de tus ojos
ni el acto generoso de mi carne
ni el acto fatigado en tu desplante.
Quizás fue la miel hiriente
de tus labios
entregada la paz y la simiente
mi ingenio joven
a la postre encontré
mi cuerpo fatigado
pero sonriente.
Me heriste entreabriendo
la fibra de la muerte
y no fue tuya mejor suerte
pues fue tuyo el desgarro
de mi corazón completo
dejando en mi piel el signo
del clavo y del acero.
Pues si ahora persigues
mi odio
para salvar tu condena
te confío que mil veces
escribí tu nombre
en las nubes
también en la arena
donde el aire borra mis recuerdos
y el agua su seña
busca en otro prado
lo que no encontraste
en mi cosecha.
Francis.
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Agua de lluvia.
Me sabe a poco
la distancia nula
que une nuestros labios.
Como el venero
que brota sin descanso
de la fuente
el remanso y la corriente
que refresca tibiamente
la plaza de tu barrio.
Como la palidez
de los lirios
se ilumina la delgada
línea de tu piel
sobre el olor de la
tierra mojada.
-Volverá rindiéndose
en nuestros días.-
Me sabe a poco
ponerme el mundo
por montera
saborear el agua
de la lluvia
sufrir la larga espera
y luego
sentirme junto a ti.
Me sabe a poco
sentirme prisionero
de tu alma
superponer tu tierra
a mi tierra prometida
oír el rugido de la vida
medir los pasos
que recorres
en esta estancia mía.
Francis.
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Memoria ingrávida
Fueron dos
las manos unidas
por el ámbar atardecido
al cristal del espejo
cristalino
y se desgarró
la noche y sus sombras.
Fueron dos sueños
unidos
y el fulgor del rojo vivo
al clavel en el
alfeizar de tu ventana
se hizo líquido.
Ahora es un lucero
y la historia fue certera
como la punta
de una flecha
enhebrando el azul
de las estrellas
naturalmente originario.
Ahora todo es
primigenio
inaugura la ingravidez
de la memoria
y se habita
como una exclamación
en cualquiera de
tus gestos
y tu sonrisa.
-Se comenta que acechaban
los meses de calor
y fue el hallazgo la mejor solución-
Francis.
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La vida se revela.
Sutil el aire
de la estancia apaciguado
desnudo de la apariencia
que lo envuelve
líquido en la
cegadora luz de mayo
que lo acaricia
me desvela tu adjetivo
y tu mañana
retrospectivo el aire de
la estancia mío y tuyo.
Se revela sin modelos
se regenera sin convenio
le devuelve al mundo
su dominio cotidiano
como un viejo traje
le desvive la atmosfera
y su espacio
expandiendo la escena
en el proscenio.
Sobrevivió a todo acontecido
vive sin fronteras
sin una tierra prometida
solo de amor vivo
ave migratoria
se alimenta ya su sangre
la que te traerá a ti
de vuelta del olvido.
Sin banderas
sin ornamentos ya divinos
vomitada la costra
de la herida
se lleno de púrpura
la gota del rocío
y se eclipsó la noche
llenando de estrellas
el promontorio
de su altar y desatino.
-La aprendí a morir
será por eso que la amo.-
Francis.
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