De ti y de mí
en la nueva estación.
Traspasarán la luz
las tardes nuevas de otoño.
I
Lo mismo que el viento
es extraño sentir
acantilado infinito
de cara a la noche
sentir tu piel primera
navegar misterioso el vivir.
II
Se entrometen
las tardes de otoño
huelen a universos fríos
a estrella errante
a tierra mojada
a paisajes sombríos.
III
Nadie duerme esta noche
¿Cómo vivir?
mi corazón quedó ya solo
las tardes desérticas
como reguero de polvo
el cometa brillante.
IV
Un grito me auxilia
en el mortal vacío
mi cuerpo desnudo
naciendo en mis ojos
todas las estrellas flotantes
turbado por la fiebre
de mi propia nostalgia.
V
Ahora que vuelves
como el junco tocado por
la delgadez plácida del agua
acariciar tu imagen
crepitando entre mis llamas
soñar contigo
sin saber que soñaba.
VI
Si no queda nada nuevo
bajo un sol que se duerme
entre mis brazos
demos al viento su aire exótico
y al pájaro su trino certero
que pregone al mundo
mi amor completo.
VII
Al fin viniste
con tus ojos de agua y miel
entre las estelas ardientes
de mis pasos
pintando con trazos
azules por el cielo
susurrando en mis oídos
dulces nombres
de una misma voz
que brilla diciendo
te quiero.
Francis.
X7 x9 x2011
La voz íntima
I Anhelo
Castiga mi sombra tu raíz
en cruel delirio
el aire frío rompe y ama
embriagado cede al dolor
al alta y suave cima
donde la noche
fugitiva, alerta,
vence en mortal delirio
tu grandeza.
II Sigilo
Es la añoranza
un dolor suave
como el rocío
en una violeta singular
la idéntica sustancia
que une azul profundo
y un lago eterno
mis ojos y tus ojos
y miles de olas en el mar.
III Serenidad
Poderoso galeón
lleno de perlas preciosas
tentación y desafío
como de esencias exóticas
arquitectura difícil
florecidos los jardines venecianos
de la vida
de madura malvasía
y se derramó mi gozo
en tu vientre
henchido de canela.
IV Ráfaga fría
Cuando la soledad empieza
y la aceptas y en ella vives
diríase que soy una isla
sordomudo y estéril
viudo de amor errante
meditabundo en el reino
de los lúcidos
preso de la sangre limpia
es el látigo de la crueldad inútil
y en el exilio interior
donde mi capa te cobija
y donde tú te conviertes
en mi señal única.
V Evocación
Si la noche es un turbio interrogante
y los recuerdos abrasan
como una playa ardiente
es el tejido de la noche estrellada
pleamar de plata
oro cristalino en una copa de champaña
el vaivén azul del pensamiento
la palpitación que asfixia
el placer de una sonrisa
como perfume de anémonas remotas
vuelvo ahora a la consciencia tibia
pero perdura incluso
el dulce sabor de la fruta
que bajo el sol madura.
Francis.
Inacabado
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.