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miércoles, 22 de diciembre de 2021

Olas blancas de salitre



Olas blancas de salitre



Hay enormes piedras

en mi oscuridad tempestuosa

no hay resurrección

en el largo cuchillo de la noche

vértigo

espuma de mar negra

recuerdos en explosiones impasibles

que a pie de sus muros envisten

y en su negrura tiritan

escurridizos de amor sin excusa.




En mis ojos se pierde inmenso

la bocana de tu puerto

una copa de oro encendido

y el humo dorado en tus cabellos

como un caracol de ondulado vidrio

donde vive una flor de bronce tímido

llena de corales

tu vida existe en mi

y tiembla suavemente.




Reina de un mundo rojo vino

en paisaje hiere

roba de tus manos

el viento fuerte de levante Alborán.




Se negaron las hojas a caer

naufragas de tus inviernos perdidos

enajenadas estrellas pulsan sonoras dichas

fieras de hielo y fuego las persiguen

y en nuestro tálamo nos devoran

teniendo por techo un santuario celeste

y una pirámide en su centro.

espigas infinitas de esmeraldas.




Como ébanos en la noche

tus pétalos reposan

ardiente la llamada de mi pulso

cítaras insomnes las palabras nunca dichas

en la frescura del aire nocturno

acércate tú

y amortigua esta sedienta lumbre.




Nace un ciprés ente antiguos cipreses

y llora la muerte todas las muertes

solas las almas

sobre sábanas de sándalo

solitarias como gotas cristalinas

un escarpado abismo

frías las arenas

riberas mojadas de una playa.




Van los pescadores

ciegos con los faros de aceite

en la amura de babor

viejo se agita el mar envejecido

me envuelves

bruma irrenunciable

como piedras ávidas de lluvia

siempre tu rostro

hecho de niebla

crisálida de ensueño.

me ha amanecido.




Sereno te buscaba

mientras el sol ya tramontado

a tu vera

y en torno de tu vuelo se te funde

luciérnaga

en el valle del rocío

poblar tus íntimas moradas

peregrino vuela a ti mi corazón

firme la huella.


                                                                                                       Francis

                                      X17 x12 X2021


Venus lucero del alba

 

Venus lucero del alba


En tus ojos escribe Venus

el rojo vivo de armonía

carruajes de fuego

emergen del iris refulgente

mientras la noche

en su tálamo desnudo

se derrama en sábanas de yerba

cuando el lucero del alba

bien nos sonreía.



Un obelisco en llamas

llevan las musas de los hombres

con sus himnos

cantan a Zeus

rebosan de un recipiente sonoro

las arquitecturas blancas

los jazmines de la carne

la luz que se aproxima

a la sombra de los mundos

y el torso de Céfiro resurge

de las humildes gotas

de mi tormenta oscura

mientras me ato

a la cadena perpetua de tu abrazo.



Del horizonte

regresan los barcos perdidos

sobre canciones blancas de espuma

náufragos en las flautas de Atenea

se acomodan nuestros labios y se entrelazan

temblando lunas de otoño deshojadas

islas solitarias

se adentran mar adentro

caminas a mi lado

como un leve sueño

con un aliento amor

del que vivo y muero.



Arrastro los tigres de la noche

como góndolas venecianas

surcan los canales

bajo la fría noche de invierno

el paso lento de los días

las voces de enjambre

tristemente dormidas

mientras un sueño enigmático

descifra los nombres secretos de los astros

y la tristeza se me enfría

como la capa blanca de las estatuas.



Se rompe el alba

con los buenos sueños desvelados

con la herida negra de un cisne

de un Ícaro de alas ardientes

en los balcones de oro de poniente

se cierra eterna la caléndula

y emerge un sol triste de media noche

asciendo al abismo

cegada la razón

y hechizados los sentidos.



Posee el mar en su memoria

el dulzor de los labios en sus caricias

muerde el otoño la boca amarga

mientras se alza Venus eterna

en la naturaleza muerta de las cosas

muero mientras muerdo la manzana

mientras emerge una espiga verde

de la tierra negra derramada

y quedan lunas cautivas

presas a tu cadena.



Fui yo quien anduvo muerto

hace ya miles de años

buscando nidos en troncos muertos

en ramas partidas

como un corazón que se disipa

al paso de nubes bajas y henchidas

mientras del vago sueño despertaba

y el mundo entero se me dormía.



Morderte pudiera lentamente

en esta oscuridad amor

el fuego de tu antorcha

hiere y quema

mientras vienen de regreso las aves

recobrando el rumbo

alterando el aire

en la noche azulada de azucena

temblando la rosa blanca ante la espina

y ante ti el mundo

que nuevamente se revela.



Fueron otros

los viajeros que marcharon de mi lado

en mis lágrimas

se me enfría la agonía

una virginal herida

rasgó el cielo de poniente

negra luz entró en el Cáliz de la vida

como un Tártaro oscuro

y un espejo roto que mostraba

lo lejos desde donde venías. 



                    X21 x10 X2021

                                                                       Francis