La luciérnaga
No duerme el desconsuelo,
y el frío firmamento
me acaricia como un velo,
de su triste duermevela.
Me clavó bien, al hueso,
la mordaza anudó
mis ataduras,
¿que navío cruza
todo el océano
sin izar su vela?.
Persigue la serpiente la luciérnaga,
por su brillo natural que la
alimenta,
como una cúspide virgen de luz,
entre los ateridos fantasmas
que me habitan.
¿eres tú una verdad?.
Ahora no hay tiempo de sentir
el desconsuelo,
Sigue la vida, urgente y transitoria,
muda la meta de su trayectoria
y rasga del mañana el hondo
velo.
Veo las estrellas,
y sus constelaciones,
como miro las remotas edades
de titánicos hombres,
de sus efímeras divinidades.
deambulan entre los jardines
sombríos
de las ciudades.
Me alzo yo versátil y valiente,
no quiero un desafío,
ni ser zafio,
vivir la vida, si,
¿es acaso imperativo ?
¿enfrentarse a todo?
¿sin destino?.
Que brille el sol y la luciérnaga
que estallen en colores infinitos
que no se apague
el brillo de sus ojos
de sus promesas, de sus desatinos.
Si tienes que mentir,
hazlo más tarde,
consiente este verano que te crea
sin que el temor de octubre
me acobarde
que ningún juez declare mi
inocencia,
pues pagué con creces mi
condena.
Mas tu mira, contempla,
¿Cruzarás el umbral
de un mundo mágico?
¿La otra realidad
que está tras ésta?
que recuerdo tan hostil
descansas en mis manos,
en mis ojos
que orgullo, me alzas con tu frente.
Si la vida solo la aprendemos,
placer y dolor se ofrecen siempre,
no quiero herir ni ser herido,
pero vivamos este momento,
sin que habite de nuevo el olvido.
donde el viento escape a sus
insomnios.
Se hace lenta la noche,
casi inaccesible,
como yo.
Francis.
X x x
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