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viernes, 27 de agosto de 2021

Asomado a mi ventana en plena noche

 

Asomado a mi ventana en plena noche.


Suenan en mi cabeza

las teclas de un piano triste

arriban a mí en pequeñas olas

un riachuelo de invierno

una primavera que renace en silencio

un corazón

que envejeció dormido y misterioso

en tú tímida sonrisa.



Visible la luna plena

se alza por encima de las aves y las torres

como lejanos son los reinos

de una juventud que se apaga

sin las brasas de un hogar

lleno de estatuas angustiadas.



Lentas viajan las barcas

se amarran a puerto con soga mojada

enjauladas como pájaros que trinan

con la cercanía de los otros

por la orilla de un río de humo y piedra

que no cesa.



Hermosas palabras de amistad

entreabren los labios de sonrisa

y encuentro sigilosa

la huida de unos ojos

como llamas encendidas

mientras unos cipreses

desvelan los signos de la muerte

y unas pavesas incandescentes

recorren las calles desérticas.



Huele la noche a tierra mojada

a bosque verde

a flor de jara

que escala los muros enormes

de la vida.



De pronto retoma hermoso de miel

el sonido vibrante de tu corazón

la voz queda dormida en tu lecho

mientras la distancia enorme

moribundo el impulso de sentirte

brota feliz entre nosotros.



Es hora de salir

ver la luz del cielo

la creación

desde el centro de la tierra

indescifrable

como un mar en su ternura

solo míos tu luz y su premura

sin consumir el fuego donde ardo

donde tiemblan

perdidos mis pasos

en tú isla misteriosa.



Las luces de la ciudad

serpentean entre plazas y callejuelas

mientras lejanos ladridos retumban sin eco

en el silencio de la noche

como las teclas rotas de un piano

que cubren con lenta sombra

el vaho de mi ventana.



Arden sin crepitar las hogueras

cubriendo todo el valle

como ángeles aturdidos

en los templos de los hombres

en el milagroso suceder de los tiempos

en los mismos errores del pasado

de un tiempo aquí encerrados.



Mis dedos temblorosos

tocan en el cristal

tu rostro que se me desvanece

un susurro apenas audible

los ojos húmedos

y tres rosas

que dejaste fragantes y luminosas

una por cada tiempo renacido

y el color, que es su tiempo, lo han perdido

para que mañana

vuelvan a renacer

en un tiempo más preciso.



Caen en vuelos cortos

las hojas de los arboles desnudos

y en aquel bogar de lentas barcas

de terciopelo azul de mar

la juventud

con el pausado ritmo de tu pecho

mientras duermes

con pies descalzos

rozando

el agua cristalina de las fuentes.



Se mece nuestra barca

mientras amarramos los remos

que se derraman

en las aguas tranquilas de un océano.



Ahora amanece

en hogueras de cielo incandescente

no se me hace lejana la luz

ni extraño el susurro de tu voz

cuelgan de los puentes

luceros de cristal iridiscente

poder cambiar toda la suerte

que flota como nubes en su huida.



Se me alzan

los pulsos de la fiebre en tus brazos

tu imagen infinita

que perdura eterna en mi mente

como un banco solitario en un parque

las ramas quebradizas de un sarmiento

el verde crepitar de una espiga

la gota verdadera

que cuelga solitaria de una rama.



Pequeñas gotas concéntricas

golpean el cristal en que me apoyo

surcan el camino de vuelta a nuestra casa

se me clava la tardanza

como una lanza que me grita

y he tomado tu palabra

en las orillas de un riachuelo

que me acerca más y mas

al agua de tu aljibe.




                   X14 X4 X2020

                                                                 Francis

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