Morder el agua amarga y no sentirla.
Me agito como una nave en el océano
la corriente fuerte a la deriva
me alza la piel como una espiga
y la tristeza sedosa, húmeda
alzada como muros imponentes
no me aturde con sus manos ofrecidas.
Me seduce el recuerdo
se desvanece desvalido
tan frágil
como un jilguero en una rama
de tanto ser que contenía.
Los viejos fenicios
acechaban la muerte sigilosos
la mar se divertía en silencio con el aire
mas fueron vestidos de oro aquellos hombres
con un escudo de águila esquiva
ángeles contra demonios
que perduró en lo oscuro de los siglos.
No quiero atardeceres sin ti
ni que una brisa ligera
levante losas blancas de mármol
entre los cipreses y las torres vacías
echados en la arena, tú, y el mar,
y la luna rota a media noche
que nos devora a dentelladas
sin dientes en sus encías.
No tengo la intención inquebrantable
ni ocultar a solas mi agonía
pues con una sola danza
brillaron claras
la estrellas de mi alcoba.
No me llegan las voces
de aquellas cimas blancas de espuma
de agua embravecida en la tormenta
en lo efímero de una débil llama
que se resiste, que se abrasa,
que vuelve de la oscuridad
como una girándula que gira y gira.
Siento mi condena atada en mi tobillo
como la carne a los huesos aprehendida
la llave de la muerte
que de pronto usaste a sangre fría
se me deshizo entre los labios
el pan, el vino
y hasta el hambre misma
sentí morirme de tu sonora ausencia.
Ahora resuena
el alboroto que me causas
dueño de una noche llena de luz detenida
que no acaba nunca
mientras al fondo resplandecen
los cristales opacos de mi memoria
como si cavaran en tu ausencia
una eterna despedida.
Amanece con luz nueva
al horizonte las nubes
forman gaviotas de algodón
con coronas de laurel
lleva la luz del aire adormidera
llena de narcisos y jacintos
el aroma de tu piel.
Como pudiera yo al mar olvidarlo
no os entiendo
si tengo la boca amarga y no lo he mordido
la sensación azul entre los dedos
el viejo corazón de un rojo vino
el mismo horizonte blanco donde danzas
quedándose tu aurora descarnada
como un sueño no vivido
como un sueño
enredado con el viento.
Fue en verano
al minuto de levantar el vuelo
un ángel cae
y otro levanta valiente ya su vuelo
como un relámpago de plata viva
mientras la noche ansiosa de azucena
nos miraba cara a cara
y nos reconocía.
Si la fina capa de tu piel
se alza al viento
me sentaré en tu orilla cualquier tarde
cuando el mundo entero
azote mi conciencia
un paso triste sigue la sombra humilde
de mi huella
esta tan cerca el mar y ya se oye su rugido
no se desde cuando está
¿por que ha venido ?
¿Eres el ángel negro de la muerte?
¿Ya vienes a por mi?
Mas no te molestes
aún no estoy vencido.
X18 X2 X2021
Francis
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