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jueves, 19 de septiembre de 2024

Los sedimentos del tiempo




Hay una noche
que nos lleva hacía el destino
y otra que nos atrae a no tenerlo
hay una luz dulce y divina
y otra incierta y oscura.




Se eclipsa la noche
por encima de las torres y los tejados
con la inmensidad de unos ojos
que me observan
un anillo azulado es su núcleo
velado de gotas por lágrimas
con muros de nuevas nubes
de un otoño incesante
que se deshace
ante un tiempo primitivo y errante.




El tiempo está detenido
como aire húmedo en derredor
aves detenidas el viento las contiene
hacemos de nuestra casa
una nube sin obstáculos
flecos de luz humedad nacarada
tiritan en la carne desnuda
se arrastra en ciclos
despojados de las ropas innecesarias
se escucha un runrún de susurros
prendidos por los muros encalados
de aquellas ciudades renovadas
a las que siempre volvemos.




Eres hija de la primavera
hija de los muchos vientos
que despiertan
el genio inocente de los hombres
que atan de bramante
las cadenas de un tiempo
que es un sabio que envejece
entre aquellos seres
que siempre la habitaron
dentro de ti habita un corazón
que es al mismo tiempo latido y aliento
como un beso de luz
que estalla de amanecer en la pupila
y que nunca fue del todo entendido
un tiempo que se fuga
ruin y esquivo.




Vastos y sinónimos océanos y desiertos
un tiempo lleno de guijarros
los años que dejamos
en la arena olvidados
como pirámides enlutadas
esclavos mudos
del paso ligero de los hombres
ya no bastan los seres llenos de oraciones
sobrevivo sin ti a la furia de la noche
entre un campo minado de recuerdos
que me despiertan
y a ti me arrastran.




Un orbe desde la inmensidad nos observa
llenos de juventud y esperanza
¿Cuando por vencidos
depusimos aquellos remos
ahora desgastados
que tanto por amor habíamos aprehendido?
sonámbulo me asomo por la alta claraboya
a una tierra que me extraña
ahora se me agolpa
una multitud alegre por las calles
llenos de balcones engalanados
de alhajas y guirnaldas
de un costado a otro lacerado
te espero lleno de nostalgias
émulo de un tiempo que seduce
que se me antoja breve y efímero.




Hoy he vuelto exhausto
a la ciudad donde tanto me amaste
donde tu nombre fue
lo único que oí entre tanto ruido
ya no están aquellos muros blancos de cal
donde nos sorprendió de alegre revolera
la lluvia verpertina de verano
lleno mi sangre fría
con el calor de tus palabras
que intentan fugarse como gotas del rocío
tras las nubes matutinas.




Tuve un sueño ligero
una hojarasca de sombras pálidas
flotaban por mi alcoba
atadas en los puntos cardinales
de un tiempo que sobre mí se curva
como ensayos del teatro ligero que es la vida
valiente me arrojo sin memoria a la aventura
como un destello hendido por el rayo
me hablas en susurros
como barcas varadas
olvidadas en los muelles
la quilla invencible me quedó rota
de mi nave a la deriva
como sombras de los que antes que nosotros
aquí estuvieron
sombras vivas y furtivas
los hombres las habitan
¡Escucha! fluyen calle abajo en alegre algarabía
donde tu celebras
el ángel victorioso de la vida.



Todo quedó más oscurecido
cuando aún sin ser de noche todavía
dejó de ser de día
donde la niebla del tiempo
me dejó enmudecido
quedo aún más solo y desvalido
tú en cambio
eres y serás inmortal
como el cristal azul y tallado de la luna
solo mueren los que aún con el intento
no pudieron deleitarse
vienen llenos de luz
como ráfagas hacia mi centro
tus labios, tus ojos y tu viente
también en mí quedaron inmortales
como inmortales quedarán
las palabras que siempre nos dijimos
sin haber abierto la boca todavía.




Alas de fuego el tiempo el aire surca
lenguas igníferas de Júpiter
mientras a solas me quedó
esta enorme cama desnuda
de blanco tálamo otrora compartido.




Raza mortal el cielo oprime
mientras respiramos
y cantamos nuevos himnos
que reconocemos y son nuestros
bajo los cedros mudos y dormidos
no creíamos la existencia
del rostro oculto de aquél enemigo
que como nube de polvo el tiempo
agria la fuente pura
de nuestros cuerpos hermosos
quisiera yo siempre para nosotros
un aire dulce e infinito
una noche implacable que lanza al beso
un jazmín de muros en nuestros labios
hijos del sol los amantes
al tiempo se delatan
hay un ángel que toca
las cuerdas infinitas de su harpa
largos péndulos que hacen trepidar
el curso natural del tiempo detenido.




Un aire inmóvil quedó
en esos lugares
de palabras desérticas
que tristemente tan pronto descubrimos
sobre los tejados de las casas
vuelan guerreros de seda y sueño
ciegos de amor
se abaten sobre un tiempo compartido
desfilan tras los espejos de las casas
de los viejos salones descoloridos
y me observas y me vuelves a observar
tras los bucles de tus rizos eléctricos.




Descendí lentamente
sobre un campo minado de recuerdos
exhausta me quedo la carne
tiritando
del paso del tiempo apresurado
pálido y azul se abre
el vuelo secreto y misterioso
de las aves
mientras cosía atardeceres
en el diván de tu regazo
sobre la laguna
el ritmo de la onda
alas sobre el verso que declina
la ligereza del cisne que se posa.




Hoy me siento como un tren detenido
al borde de aquél acantilado
la tierra se desespera de tanto funeral
el tiempo es tan fugaz
que nos quiebra la sonrisa
hay una concha perdida en el océano
que siente el tacto sutil y desnudo de las olas
que debe a su sonido
el canto más bello y más suave
el mar pliega el tiempo
sobre las ciudades y los hombres
y se introduce en las rocas ahuecadas
descienden por la juventud eterna
la belleza de sus hijos
hoy se levantan sobre mi
los rayos plateados
que escarchan tus cabellos
que es la misma escarcha
de los rayos que tiritan en la aurora
de un tiempo que hace temblar
los años pasados
los años que se posan en las manos
sellando el secreto misterioso de la vida




La miel que recoges
de aquellas rosas que planté
en un eterno mayo
jardín de tus serenas noches
de fuentes cristalinas de la aurora
el tiempo es como una puerta
por la que has de volver algún día
cada vez más triste
la crin dorada clavada
sobre la cruz del cuello
y me resisto
como el brío tenso de Pegaso
sacude el viento la vidriera
de tan bellos y carismáticos cristales
de tan confusos pensamientos
agolpados y solitarios
como espíritus incógnitos
que dejan sus huellas indelebles
en la noches antiguas de los tiempos.



                                                                                                          Francis
                                                                                                  X19 XX2024



miércoles, 4 de septiembre de 2024

La noche cruje como un viejo álamo



Cae la noche sin desmayo
desciende
sobre el hombro vencido
la rectitud de unas calles inamovibles
un retrato de la vigilia
que en mí vive y enmudece
tras las pupilas encendidas
llamas en las velas que consumen
sus tristes pábilos
caigo y desciendo y desciendo
y no puedo levantarme.



Es la noche un refugio
en la inseguridad nostálgica que me abarca
dos ojos de serpiente
y el campanario
tiñe las calles de soledad arisca y árida
letras frases y palabras y más palabras.



Comba la balanza la noche cruel
repite su cenit y asciende
me encierro en mis pensamientos
como un estuche de acero
vuelan mis sueños huérfanos y quebrados
subo y me elevo con rumbo a ningún sitio
te siento ceñida a mi garganta
ahora si
creo que ahora te veo.



Todo fue según lo previsto
unas barras de luz colmada
iluminaron tu persiana
¿soñaba despierto
o estaba ya dormido?
me hundo en el cristal de niebla
con los sueños sigilosos de la noche
con tu ausencia
mi vida se ha deshecho
y vuelvo al hombre abandonado
ahora donde termina mi piel
empieza tu nombre.



Cae lava cegadora por la fachada de tu casa
inflamando las pesadillas inservibles
me seducen con sus espirales sonámbulas
vuelvo del delirio a media noche
una y mil veces
gritando los nombres que me dejaste olvidados
como un perfume
que se agita por las calles dormidas.



Caigo por la ladera
de aquella colosal montaña
contemplo embelesado
el veneno de tu boca entreabierta
rojo es el planeta
que resuena en la guerra de los hombres
que vuelven bruscamente
sus armas hacia ellos
inconsciente y voluble
el tiempo vivido que nos damos
y perennes las rosas silvestres
de los verdes prados



                                                                                   Hoy se torna el aire como cristal de niebla
                                                                                                     hasta la voz queda sin matices
                                                                                                  detenido el impulso de la sangre
                                                                                             temor a lo esperado y lo imprevisto 
                                                                                                         mientras todo me lleva a ti
                                                                                                           de este modo tan extraño.



                                                                                                        Francis
                                                                                                  X4 X9 X2024




jueves, 27 de junio de 2024

Algo nace del sueño de los hombres

 

Algo nace del sueño de los hombres


Algo nace del sueño de los hombres 
arrobado canta el trovador floridas cantigas
sinsabor la pena inmerecida
se deshacen 
como el vaho de los besos tras un cristal  
huracanes los sueños que van y vienen
quizás lo hayas sentido  
en el cielo derramado 
del último otoño antes del crepúsculo  
el alboroto de las rojas hojas arboladas  
nos mecen en un lago que se despeña de lotos 
en el frágil despertar de la memoria nocturna
quiero escuchar cercana tu voz más dulce y lenta  
en el filo misterioso
del tálamo de viva tierra que habitamos   
traspasada la frontera de las sombras 
una voz se eleva entre nosotros hacia el monte 
como el rojo incandescente de una pavesa 
luz prendida y viva en el alféizar de la ventana 
en la tierra o en el cielo retumban en su núcleo
dos almas gemelas 
repletas de castaños y chicharras 
mi alma de parte a parte se atraviesa. 




Calla amor, calla y escucha 
los retratos son en mi mente 
como patas de pájaros enredados 
el porche de la casa se puebla 
con el paso de la estaciones palaciegas  
sobre una cocina enorme de fuego perenne 
una mesa se yergue esparcida 
con grumos de azúcar y blancas harinas  
antes que nazca la luz brillante de los sueños
hay un ligero temblor
la profundad de los sueños me atraviesa 
la luz se antoja diferente 
y pasa fugaz
como el giro inesperado 
y vigoroso 
de pequeñas golondrinas.




Cae la noche de resplandor enlunado 
bajo el peso opaco de las nubes girantes 
estridentes y luminosas en su centro  
un campanario de locas risas 
resuena en los verdes valles de la memoria  
las palabras olvidan su sentido  
marcan el paso manso y sereno de la vida 
todo tiempo presente
se convierte de repente en destellos del pasado 
hay un leve temblor bullicioso repicando en las aldabas 
golpeadas por los sueños de los hombres 
los días se chocan como piedras bajo sus zapatos 
hay en su gesto la placidez de una esclava etrusca 
constructora de torres tan altas 
roban la blanca luz de primavera 
sembrados de blancos luceros sobre el agua 
la flor fugaz de los almendros. 




Miro a través de un catalejo imaginario 
y observo a unos niños de pantalones cortos 
cruzando los patios de las casas 
sobre los cabos amarrados en los extremos
secan como banderas onduladas 
sábanas blancas recién lavadas  
la vida se prolonga como un pasillo estrecho 
sobre las paredes me observan los retratos 
aquellos me rodean 
son como sombras con máscaras de papel 
en los jardines colgantes 
del paraíso de la memoria 
mil leones los custodian 
viven en mi jardín privado
donde mis padres me dejaron olvidado 
donde el aliento cobarde de los hombres 
duerme en un barro de arcilla y piedras 
los árboles escuchan el silencio de los valles 
y callan 
como callan las pisadas mojadas en la arena 
batidas por las olas apacibles de la playa 
observo dormido mis piernas colgantes 
en la arista misteriosa de un acantilado 
como ramas ocultas  
en un jardín veneciano. 





Hay un farol encendido al borde del río 
dorado e inquieto flota 
en la niebla placida y silenciosa 
donde tu vida misteriosa ocupa todas mis riveras
dulce acantilado en la orilla de los sueños 
eslabón de una cadena 
al presente que los une
suenan lejanos y ligeros recuerdos 
como notas de un cordaje afinado   
en el silencio estático de la noche 
de una melodía que no recuerdo 
se escuchan alrededor risas agitadas  
en la línea horizontal 
del crepúsculo que nace
éramos tan jóvenes en un mundo tan enorme  
un galeón navega al compás de la corriente 
viene portando en sus velas
un manto de estrellas reflejadas 
de primaveras encendidas 
duermo y sueño y sueño y duermo de nuevo 
mientras un hombre narra aburrido 
de letanía sus vidas anteriores 
los sonidos de azules se tiñen 
en las cuerdas de una lira  
estoy sumergido en un laberinto 
empañado de verano sin fin 
verde esmeralda el rayo acuoso 
que nace de tus ojos amanecidos
cuando pasará septiembre 
como un galeón solitario 
para embarcarme contigo nuevamente.




Camino antiguas ciudades 
con una nueva luz 
que perturba mi sueño 
antes de verte recién amanecida    
la claridad azulada 
luna en la noche de plata iluminada 
los sonidos me desvelan 
despoblados de ecos 
despojados los frágiles 
vestidos de los hombres 
llenos los ojos rajados 
de dulce maitinada 
una infinidad perturbadora 
he descubierto de repente  
un camino que descendía 
desde las altas colinas 
a ambos lados hojas de jara y azahar 
la tormenta desplazaba
una sacudida extraña 
un océano de imágenes 
un océano de recuerdos 
la memoria estremecía.




He regresado 
a las horas silenciosas de mi infancia 
el eco apagado del silencio 
entre los callejones de unas plazas 
que pronto me olvidaron 
se estremecen aplastados entre un bosque de gigantes 
existe una seriedad mezclada 
en la belleza del desierto 
sereno el magnetismo de la tierra
enigmática entre la quietud misteriosa de aquellas dunas 
he encontrado una esfinge inmutable 
las arenas colosales cautiva la mantienen 
los templos en derredor ya se han desvanecido 
rotas las cadenas polvorientas de olvido
en pergaminos viejos han quedado 
las antiguas estrofas atenienses 
se alzan sobre capiteles quebradizos 
olas monumentales de arena 
y los sueños antiguos y perdurables de los hombres
que enmudecen ante lo desconocido. 




Me cautiva el paso lento de las horas 
entre una sábana enorme 
que es el tiempo que me envuelve 
la tierra basta se tiñe 
de calma plácida el rojo atardecer
los sueños se nos huyen como palomas asustadas
como animales bajo un astro ardiente 
habitan entre en el cielo y la tierra 
entre las ruedas enormes que nos orbitan  
de un firmamento que crepita pulsantes las estrellas   
los cauces de los ríos se incendian de luciérnagas 
llama mortal el rojo vivo que reflejan 
pálidas y dolientes 
las llamas de inocencia se me encienden 
el hombre se encuentra siempre recién amanecido 
ya no es tan oscuro 
se yergue sobre el verde 
de los frondosos bosques que habitamos
ahora en la llanura despoblada 
se construyen miles de estatuas repletas de recuerdos  
en cada esquina, en cada soportal resguardado
el viento indescifrable de la juventud
la juventud, oh la juventud
un instante de luz brillante
fulminante la rapidez el rojo vivo del relámpago 
el brillo cegador de inocente entusiasmo 
los templos enormes ya se me han desvanecido 
sobre sus propios capitales 
rotas las cadenas polvorientas de olvido.




                                                                                                          Siempre soñar estar tan vivos
                                                                                                          libertad el corazón que ansía
                                                                                                          siempre que vivamos 
                                                                                                          habrá en nosotros poesía. 


                                                                                           Francis 

                                                                                  X20  x6  X2024



jueves, 30 de mayo de 2024

La mañana clareaba y tu estabas.



La mañana clareaba y tu estabas


Hoy me ha amanecido

el canto primitivo de la cigüeña blanca

junto a ti, tu alma recostada y sosegada

entre un paisaje de sueños adormecidos

yo te contemplaba

alas sobre las alas blancas de alborada

mi corazón con el tuyo

forman collares de rojas perlas

a paso lento caminan los relojes

la misma cadencia

el blanco contra el azul

la sangre contra la piedra

el amor contra la blanca y pequeña cigüeña.




Pulida la piel entre la rosa espinada

verdes clarean difusas de albor

las flores deshojadas

en los cristales empañados se disfrazan

mientras la lluvia mansa y sonora

estremece la ventana

mi corazón se encoje

acariciado con el fluir del agua

el humor minúsculo y gracioso de las gotas

empuja y me aquieta abriendo los balcones

surcan los caminos felices

hacia la tierra secreta del deseo

y vencidos en su descenso nos abrazan.




Sobre las paredes blancas de espuma

trotan unos caballos dorados

de riendas quebradas

buscan el calor brillante de las casas

cruzan los patios

un inmenso azul los observa

la bruma se disipa

entre los cipreses helados

hoy nos sorprende

una pausa en la luz que nos envuelve

tu estas, yo estoy, y estarás

serpentea entre los callejones

un repicar de campanas.




Centinela sobre los muros de la ciudad

la mañana clareaba alborotando el sueño

entre las orillas silenciosas de tu cuerpo

lejano se escucha el rumor

de una fuente con dos caños

entre los muros húmedos y callados

borbotea al caer el agua ruidosa materia líquida

como el canto rítmico y cansino de los grillos

resonante el eco por los soportales de la plaza

mientras un ángel

tan resucitados así nos encontraba.




Me cautiva el desorden cotidiano de la vida

el olor a tierra mojada agradecida

un puñado de flechas

surcan de placidez la bóveda celeste

iluminada de blanco cegador un fuerte relámpago

juguete de hielo blanco entre tus manos

furtivo y cautivo me someto agradecido

caprichosos son también

los vientos inmensos del océano

ebrio de vino me he olvidado de mis ojos

sembrados de soledad y mariposas

de columnas impracticables a solas con el tiempo

las consecuencias persistentes de la derrota

el deprimente anochecer del estío

inevitable camino de dos gotas

que se arrastran por la corriente de la misma orilla

un estremecimiento vespertino

con la primera ráfaga

que nos recordó el frío

con la primera ráfaga

y se nos escapó

la estación privada del olvido.




Rápidos y ligeros son los vientos de la felicidad

llegan y se van tan de repente

huyen de los hombres como náufragos

en los pliegues del tiempo

y dejan a su paso empañada

la fina capa del espejo en su recuerdo

vienen diferentes cada vez y parecidos

como sucumbe la luz al atardecer

y revive en cada día su mañana.




Solo quedarán en su misterio

esas cosas cálidas y cotidianas

algo quedará perenne en nuestros labios

deslumbrado se incendiaba el aire

y el aire ascendía por el jazmín

y el jazmín por el balcón

leyendas de amor y dulces nostalgias

el deseo de cuerpo maduro

rutilante y tardío.




                                                                                                     Siento tu agitación ligera como una espiga

                                                                                                       misterioso el giro inverso de los girasoles

                                                                                                                 coronado septiembre en tu paisaje 

                                                                                                            consumado el sol de verde en su viaje.



                                                                          Francis

                                        X29 x5 X2024


 

miércoles, 22 de mayo de 2024

Sueños de verano

 

Sueños de verano


Siempre recuerdo aquel verano
crepitan los fuegos en la noche
ojos brillantes la noche tras de ti esconde
estelas de rojo fulgor se alzan, se elevan
las danzas y los bailes se extienden alrededor
mientras tan jóvenes
de vivos ojos la rodean.



Se escuchan
entre las ramas del bosque
vagones de un tren
cruzando la noche como un rayo de hielo
bajo luz de plata de una enorme luna
lleva lejano el sonido de un mundo tan grande
mis sueños de verano se elevan y alejan
recostado en la hierba alta de verano
con los ojos rasgados
el contorno desordenado de las nubes observo
me convierto en todo aquello que anhelo
¿ entre que horas se pararon aquellos días ?
el tiempo huye sin razón
como un niño solitario que huye tras de mi.



Las hojas del bosque se agitan
se estremecen como un lienzo
dentro de este mar de verde núcleo
entre nosotros
clarean dorados y satinados
tus cabellos entre las llamas
yo bailo a tu lado
una danza sin sentido
el mundo entero se me antoja algo ajeno
mientras hablamos de nosotros
y nos vimos tan inciertos
entre el bosque y sus sombras
tengo la sed de tu infinito.



Condensé el mundo en un solo grito
sellando mi vida y tu esperanza
la belleza de vivir emocionado
no atreverse siquiera a pensarlo
y se desvanece
como niebla recién amanecida
lejanos suenan ya los vagones
del tren que ya se aleja
cruzando la noche
como un rayo de hielo me desvela.



Descendía el azahar
por un huerto de naranjos
se enredan cerca del amor que esperas
entre esos vientos de vívidos colores
que en tu cara estáticos quedaban
ya no había sol ni luna
solo resonaba tu nombre en las estrellas
los sueños se enredaban
lentamente al corazón
beso tus labios espeso el amor triunfa
entre las voces de los pájaros
y me entrego
tras la estación infame de las lluvias
mientras se cierran
las ventanas de las plazas
y se mantienen
los charcos en las aceras.



Cierran los días sucesivos
recuerdos de una alegre infancia
plácidos como un puerto
de llegada a tierra firme
un aire que yo reconocía y hacía mío
unos ojos, cuya sonrisa
yo exploraba
despejada ya la espesa bruma.



Pedir a Dios lo imposible
es acercar el alma a la llama más ardiente
cierro entre ellos mis anhelos
fuertemente entre mis brazos
sin embargo
se me escapa el aire entre las grietas
tiernos los sueños abatidos
atrapados entre los pliegues
de una cortina
que se abre locamente al verano
por donde entraban y salían
mientras lloraban
solitarios en la noche enlunada
recuerdos tiernos de infancia.



La felicidad es una flor
que se abre en la infancia
no tiene principio ni final
sentir el aroma de una flor desvanecida
un tren que avanza
apenas piensas en su destino y se deshace
como copo de nieve
al borde de una playa
es fácil sucumbir a un mundo desmedido
a la juventud sin límite
a la avidez con que despierta
como brota el amor de una fuente
y fácilmente se derrama.



Tengo el corazón herido y torcido
abierto de rojo zumo la granada
amenaza la historia en la que sueño
no temo el desafío o la tristeza
quiero volar libre cada día
junto a ti
estrella brillante madrugada de gigantes
abandonar cada noche la ciudad
a cualquier parte
¿ dónde irá ese tren sin un destino ?
quizás me traiga devuelta
bonitos paisajes
olores de jara y de tomillo
espirales de verdes praderas
¿ cuál será la hora más difícil ?
me faltan muchas horas
y muchos sueños cada día
fluyen por los callejones de
la ciudad con la que sueño
montados en azul brillante de un tranvía.




                                                                                        Hay un fin que llega y no avisa
                                                                                        como pequeñas gotas
                                                                                        caen ligeras tras la fría brisa
                                                                                        enredadas entre un sol tornasolado
                                                                                        la sangre, a punto, se impacienta y arde.


                                                                  Francis

                                                 X16 x5 X2024

martes, 14 de mayo de 2024

La patria de los hombres

 



La patria de los hombres


La tierra entera

hombre mortal

quieres abarcar y aun te torturas

un arenal enorme te rodea y somete

en horizonte inabarcable

colosales los muros de piedra enormes

que al hombre se revelan

luces y sombras entre visible e invisible

la tierra se abre a la tumba que te espera

una puerta ilumina la puerta del pasado

comienzo y final se conjuran

mientras expira tu reinado

en el infinito rumor de las olas

que ya no escuchas.




Un brazo de barro sujeta tu cintura y se moldea

la tierra se colma del rocío del alba

el dolor paraliza

te cede y somete

rodea la mente en silencios

ya no escucho la risa clara y los suspiros

mientras una flor arde

en el crepúsculo de un día que se retrasa

el aire abatido

se transforma en una sábana blanca

inabarcable en el iris de tus ojos.




Pulsa la tierra en su constante giro

un loco crepúsculo ilumina los contornos

entre un tiempo que se estremece

como aullidos de lobos en las colinas

vendrá la muerte cuando quiera

trayéndome caballos negros

de rosas encarnadas.




Si, vendrá la muerte cuando quiera

tañendo sonidos de susurros hipnóticos

sé bien quién eres tu

revestida de piel negra

estatua de frio mármol

adormeces los secretos de los hombres

los cautivas

hasta dormirlos eternos

entre los fríos enlunados

un cáliz traspasaba la pureza adormecida

mientras una caverna de luz pura

se abre a los labios blancos

de amor aletargados.




Tanto soñé contigo

que se me fue la idea de tu mundo fugitivo

cuando alcanzaré aquel cuerpo vivo

ahora camino hacia ti

convertido en tu sombra y tu fantasma

mientras me rebela esta nación de santos

las brasas me consumen

esta alma peregrina.




Traías en racimos

vino de amor entre los ojos

entre el rostro y el pecho

tu noche ocupó el brillo nocturno

de todas las ciudades

y el viento no soplaba

yo muy alejado te contemplaba

entre las llamas de una selva

enjaulado me extinguía

la luz entonces era de otra manera

la roca sobre la tierra prometía

regreso a la playa en que era niño

la humedad relativa de las olas

la estructura sencilla de las cosas

fue un hermoso sueño a medio día.




Para calmar la falsa sed

atrapé la rosa negra de un estanque

tienden hacia Oriente indescifrables

en el ocaso los rayos de bramante

bruma en mis sueños más lejanos

una isla apacible a la orilla de un enorme mar

la fría noche náufraga se alejaba

mientras un hombre ajeno

de ceniza me habitaba.




Alados de humo

se alzaron crepitando lo sueños

mientras eran devorados por la bestia

me resisto abrazado a la piel

de los sueños que me envuelven

ya no hay tierra sin dueño

ni silencio atronador de la noche desnuda

la maldición enorme del silencio

preso y errante

el hechizo me invade

impaciente de vida me deshace.




Deja que alargue esta quietud apacible

que tú sabes bien que me embriaga

sé que todo está aquí

la patria entera

en el albor de un cielo que clarea

arden mis ojos detrás de tu mirada

como un abismo

detrás de la laguna gris de un espejo

deja pues

que alargue esta quietud apacible

que la fortuna no me aciaga.




La patria de los hombres se deshace

como se funde el hierro

en las manos del orfebre

como la arena inabarcable del desierto.



                                                                                 Francis

                                                     X7 X5 X2024



miércoles, 10 de abril de 2024

Prometeo


Prometeo 


Parte en dos el mundo
como una brizna de hierba
 de aire delicioso
un rayo de nítido azulado
verde marino 
el aire con que se abate 
el fuego Prometeo. 



Ves toda la tierra 
suspendida en alas de oro
eres mi vida y amor
que vibra en notas tiernas 
como un pájaro
que desde los cielos insondables
dormita puro 
y en sus brasas 
se contiene él mismo
fuego en el tallo 
de una cañaheja. 



Se torna la luz diáfana y lejana 
en lago de plata
se funde con el cielo 
y una cadena infinita
alrededor de mis tobillos
me condena. 



Como un titán abatido
cae mi soledad 
en un abismo
lluvia, tierra negra
un tambor de negro eco
prisionera de ninfas tan divinas
ardiente se derrama
¿estaré despierto o dormido? 



Miro con más ahínco 
las cosas ciertas y verdaderas
un mar de arena
viene desde el horizonte 
como huracán descienden 
los hombres 
por la celeste esfera 
diminutas motas 
de una lumbre que palpita
besando el aire contenido y dulce
de los lirios olvidados
¿Amor mío, cuando me besarás 
con lágrimas de fuego? 



Recogen las hadas
en sus cálices
rojas lágrimas de Zeus
una civilización que se consume 
y otra palpita y y se alza
¡ oh mi compañera !
naces dentro de mi
como un eco que retumba
en el monte del Olimpo
 donde estabas, donde estás, 
donde estarás, 
cuando mi corazón herido caiga 
entre las montañas mudas
de este mundo. 



Cuando con orgullo 
la patria de mi alma 
te sonría
es tu luz furiosa 
la que ilumina
las oscuras horas perdidas
de este mundo
que Dioses tan poderosos 
tumbaron nuestros altos muros
alzándose de nuevo 
como estatuas de mármol
de jacintos abrazados. 



Duerme ahora mi amor
entre mis brazos
brindando vinos de miel 
pues la tormenta 
en calma muere 
mientras acechan 
con látigos misteriosos
los lazos inquebrantables del olvido
¿Te quedarás para siempre
y nos consumiremos 
con el sutil espíritu de la delicia? 



La bruma no llega
a los picos de las torres 
y lo creías 
donde viven ocultos 
grandes hombres 
donde nadie pisa 
las sombra de sus huesos
un Dios muere y otra nace
ocupando su puesto
hasta que muere 
un circulo universal infinito 
de piedra y muerte 
donde el yunque de Hefesto
forja con coronas de oro
su desdicha. 



Perdido me encuentro 
ante odios y fatigas 
cansado ando los espinosos caminos 
de esta morada eterna
la sombra veloz de la muerte blanca
cual luna que derrama perpetua
luceros de luz de plata
y en el abismo
vulneran la luz los vastos océanos 
como una Titánide renacida
una anémona que corona al fin 
alzándose de mar embravecida. 



Ahora viejas y ateridas
sucumben las edades de los hombres
prestos exhalan sus gritos a la eterna noche 
espíritus vitales 
iluminan su oscuridad 
a sotavento marcan los mástiles 
los meridianos perdidos de Greenwich
donde nacen las Nereidas 
con sus pezones rosados
yo, en cambio, siempre me dirigiré al Sur 
como una ciudad irreal
desdibujada en el horizonte 
donde tu siempre me esperarás 
rota la prisión que nos ata a este mundo. 



Me embriagué con aquél vino de miel 
que me brindaste 
sobre tus labios de jacintos y gazanias
te alzas enorme sobre capiteles 
que tallas con hilos de oro en mi memoria
llenando de nubes blancas mi contorno
con la fragancia de tus días mediterráneos 
hoy se alza una luna verde en sus maitines 
no hay luz, ni mar, ni el brillo roto sin deseo 
no hay corona, ni rey, ni calor ni frío
ni deseo colmado, ni rutina cruel 
solo mi boca bajo tu cuerpo
en la orilla desnuda de tus sueños. 



Pálidas estrellas 
pulsan con sonidos misteriosos de tiorbas 
gozan del recuerdo
que lejos se extiende en la memoria
todos los caminos comienzan 
con un pequeño gesto
como el sonido de un trueno sin lluvia
mientras la cigarra cantó alegre 
cerca de un charco entre las rocas 
como una brizna de hierba 
empapada del rocío de la mañana
que apunta directa al corazón
celosa la calima del verano 
el tallo de la rosa corta y duele 
dueña del vuelo de mi alma. 



Una naturaleza pervive 
en los balcones de aquella ciudad 
inmortal y agonizante al mismo tiempo 
mientras otra se decolora y desaparece 
en la madurez de lo que espera 
nítidos los rayos de sol 
que se estremecen en tu rostro
un otoño de nítidos verdores renovados
en tu patio de mármoles fríos y verdes jazmines 
un amor de gestos seductores 
baja el ardor de tus caricias por las ramas 
de aquellos altos muros
ávidos de tu sed urgente. 



Nacen de rojo vivo las granadas 
sangran entre olivos su indolencia 
como la llama viva de la fragua
pasa veloz la ola del mar embravecido 
la vida urgente y transitoria 
con una nueva excusa cada día. 



Bajo triste calle abajo 
la plaza del Mercado 
y el aire entre las rejas se colaba
lleva el recuerdo sus nombres prisioneros
demasiadas muertes 
firmes dejaron el firmamento 
lleno de luceros blancos 
¿es lo cotidiano inescrutable?
quizás envejecer sea vencerse 
al mar enorme de lo cotidiano
una grieta rompe el muro en escombros 
no da consuelo el ausente 
un licor de angustia me sofoca 
y una suave voz 
se acaba con los muertos. 



Yace la tierra viva y me posee 
como antiguas se conocen ya 
llamas más ardientes de este mundo
pero venid a mi sin demora
ráfagas de aire sensual 
que tus ojos me atraviesan. 



El miedo por tu dolor ya ha sido mío
al igual que las huellas del hambre y el naufragio
del amor desposeído y trágico
recuerdo alguno me adormece 
tanto como estrellas pálidas 
eternas pulsarán errantes. 



Calma la angustia 
tu recuerdo me sobrevuela 
como espíritus de pájaros otrora enjaulados
mientras las cuevas de mi mente humana
sobrevuelan 
la casa que habitamos. 



Moribundos los corazones 
en la casa de los espíritus 
mientras las palabras que me dices 
suben y se elevan
las aguas calmas y silenciosas 
vuelven conmigo a tu lado. 



Yo dormiré siempre junto a ti 
como un alumno de amor insaciable 
el sonido de tu alma me posee 
mientras observamos 
la batalla del alba
a las tinieblas desvanece. 



Un sol inmortal vino a desvelarnos 
volaban las flores las abejas 
mientras un manto de hiedra 
acariciaba el afluente 
nuestros pies desnudos
nuestro caminar 
como alas silenciosas 
su luz apagó el pulso 
de mi última estrella sigilosa. 



Cubre un lienzo 
las torres del horizonte te despiertan 
una llama de amor hiere 
al costado te traspasa una lanzada 
amor inocente de los mortales 
abandona la vida que te abraza 
la roca en que fue encadenado 
las cadenas te desconocieran. 



Amor muéstrate hermoso y recatado 
al alago que me muestras 
que el monte Olimpo fue testigo 
el sacrificio enorme de la carne
súbitamente los ojos de Pandora te vigilan 
han vertido tanto llanto 
el dolor de tanto mundo 
el fulgor de la llama lo consume 
tanta antorcha tanto fuego. 



Transcurrió un corto momento
y llegó la primavera suavemente 
un peregrino me ofreció un candelabro
tranquilo y sereno iba muriendo
también yo muero despacio y renacido
pero no lograba ya escucharme
iban los sueños por delante
cerrando los pastos ya crecidos
al borde del acantilado
no miré ya el agua
que abarcaba tanto rio 
embriagados y ateridos mis sentidos
una dorada atmósfera 
la llama a mi me rodeaba 
mientras el sonido pulsante de unas flautas 
desde el lago Estigio mis oídos percibían. 



Como bucles de oro 
resonaba en el viento y lo anhelaba 
un horizonte infinito barría la tierra 
el sonido vibrante de las tubas 
y el llanto melancólico de Ondina
la pena de tus ojos hacía mía
mientras el cauce del río reflejó tu rostro
la mano para aprehenderte me faltaba. 



Traspasaban mis pies 
lejana la vibración sonora de un timbal 
presagio de un entierro triste 
unas voces se alzaban 
ángeles tímidos y confusos
mientras en los hombres 
un diluvio 
su pena y talismán ya germinaban. 



Una flecha ha cruzado 
el valle tan profundo y oscuro
cuando tan brillante e inmortal yacías 
cae la llama viva del fuego eterno
que en tus manos contenías. 



Áurea brilla en tu frente 
el triunfo alado de nuestra vida
al mismo tiempo
un hombre de mármol blanco 
se yergue 
sobre las bestias ya domadas. 



Un sol se alza ahora 
enorme y victorioso 
por encima de los Dioses 
sobre el espejo verde de los prados 
rota la cadena que los ata
filo azul de las espadas 
liberados los sueños más profundos
el triunfo alado de los hombres. 


                                                                                                              Francis

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